25.5.22

La relevancia de las teorías del aprendizaje en las prácticas pedagógicas

 

Edgar Bravo M.

El objetivo de ensayo es mostrar la importancia de la reflexión teórica y, en particular, de las teorías del aprendizaje para las prácticas pedagógicas.  Para tal efecto consideramos tres de las teorías del aprendizaje más presentes en las prácticas pedagógicas actuales: el conductismo, el cognitivismo y el constructivismo.

Quizá la principal novedad de la educación en la actualidad se refiere al cambio del paradigma en cuanto al papel del estudiante en el proceso educativo. Hemos pasado de una educación centrada en el rol del docente como trasmisor de conocimientos a otra centrada en el estudiante como el protagonista de su propio aprendizaje. El papel activo del estudiante ha puesto el foco, por un lado, en la manera como los estudiantes aprenden, esto es, en las teorías del aprendizaje y, por otro lado, en la educación basada en el desarrollo de competencias.

En la actualidad, gracias a la educación por competencias las expectativas del aprendizaje no solo están puestas en la enseñanza de los contenidos sino también en el desarrollo por parte del estudiante de ciertas  competencias con todo lo que ella implica: conocimientos, capacidades, habilidades, destrezas y actitudes.[1]

 Desde la perspectiva del docente las preguntas que se hace ya no solo deberían estar centradas en los contenidos sino también en las maneras de enseñarlos y en las maneras como los estudiantes aprenden. En otras palabras es decir que el aprendizaje no solo depende del dominio del campo disciplinar que enseña el docente, sino también de la manera como propicia el aprendizaje de los estudiantes.  De ahí la importancia de que el docente conceptualice y reflexione sobre las prácticas pedagógicas que cualifican el quehacer docente y, por tanto, lo profesionalizan. 

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11.5.22

El horizonte político en Sócrates y Platón

Edgar Bravo M.

   A pesar de haber compartido en buena parte la misma época, de que compartían las mismas ideas respecto a la posibilidad del conocimiento o respecto a la justica, encontramos también diferencias entre Sócrates y Platón. Aquí nos interesa resaltar una  de ellas que nos parece esencial. Mientras Sócrates tenía puesto su horizonte político en la Atenas que vivió, para su discípulo, como evidencia la República, el horizonte político estaba puesto en el futuro. Este ensayo precisa esa diferencia.

    Sócrates no escribió nada. Lo que sabemos de él lo conocemos, principalmente, a través de la obra de Platón, su discípulo. Sin embargo, Platón hizo también de Sócrates el protagonista de los Diálogos en los que expone sus propias ideas. Resulta pues necesario distinguir entre el Sócrates histórico y el Sócrates platónico, es decir, Platón propiamente.

 Como ya lo dijimos, en ambos casos, quien escribe es Platón.[1] Sin entrar en muchos detalles, hay cierto acuerdo entre los especialistas en clasificar la obra de Platón en 4 periodos, cada una reflejada en un grupo de diálogos: los diálogos de juventud, que serían los que corresponden al Sócrates histórico. Luego, están los llamados diálogos de transición, cuando Platón comienza a construir su propia teoría a partir de un desarrollo de las ideas socráticas. Luego vienen los del periodo de madurez y finalmente los de su época de la vejez.[2] Platón fue un escritor prolífico. Sabemos de más de 30 diálogos que se han conservado. Nunca dejó de trabajar sobre sus propias ideas: en tal diálogo profundiza sobre un problema específico, en tal otro plantea una teoría que, a la vez, es reformulada en diálogos posteriores. Todos ellos comparten al menos tres características: la primera, que el protagonista infaltable es Sócrates;[3] la segunda, que de una u otra manera, sus obras dejan entrever, sino de manera explícita, una preocupación por la política, y la tercera, que son una fuente permanente de problemas, de preguntas abiertas. De esta última característica, viene la afirmación de Withehead” (1956, 67), quizás un poco exagerada, según la cual la tradición de la filosofía occidental no es más que “una serie de notas marginales a Platón”; sin duda, se refiere a la riqueza de ideas y problemas de la obra del filósofo griego.

 Conviene la clasificación anterior para los efectos de este ensayo. Como el título lo indica, se trata de mostrar el horizonte hacia donde mira cada uno, Sócrates y Platón, cuando discuten y desarrollan sus ideas. Se trata de evidenciar el horizonte político y de paso, el horizonte formativo, que aquel implica como propuesta. El objetivo es mostrar cómo, a pesar de la cercanía entre Sócrates y Platón, el horizonte político de cada uno es diferente. Esperamos que tales distinciones contribuyan a aclarar las diferencias entre Sócrates y Platón.

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