Por Edgar Bravo
Tercer momento: la reconstrucción del mundo.
Con el descubrimiento de un nuevo principio filosófico “pienso luego existo”, Descartes ha puesto el centro del mundo en el sujeto humano, en su parte racional, en el “yo pienso”. El fundamento en el yo racional marca una diferencia radical con el mundo medieval cuya fuente de realidad es Dios, ser trascendente, por fuera del mundo pero creador de este y, por ende, de su creatura, su criatura preferida, el ser humano. A partir del Renacimiento (siglo XV) la reivindicación del humanismo ha comenzado la emancipación del ser humano; con Descartes (siglo XVII) ese lugar encuentra su justificación filosófica. El sujeto cartesiano se convierte en el eje sobre el cual se ira tejiendo una nueva relación entre el hombre, la naturaleza y Dios.
Una vez instaurada la certeza del cogito, Descartes volverá a recuperar el mundo. El mismo que había sido puesto en duda con los tres argumentos cartesianos (los sentidos, el sueño y el dios engañador). En este orden de ideas, reivindica primero la existencia de Dios, a partir de la idea de perfección; en segundo lugar y derivada de la primera, la existencia del mundo. Tomando las previsiones necesarias, el mundo es fiable, no existe ningún dios engañador.
La confianza en el sujeto moderno, en la razón humana, no sólo pertenece al campo de la ciencia sino que también se extiende a la política, la religión y la economía. En todos estos el ejercicio de la razón científica marca el derrotero de la nueva época: la modernidad.
Descartes, el mecanicismo y el antropocentrismo.
A partir del Renacimiento, la revolución copernicana y los avances de la nueva ciencia, la imagen del mundo cambiará radicalmente. Si durante la Antigüedad Griega el universo se consideraba eterno y, al mismo tiempo se representa como un organismo, durante la Edad Media, aparece la idea de la creación del mundo a partir de la nada (creación ex nihilo). La representación del mundo como un organismo implica la idea de que el universo actúa bajo los designios casi siempre inescrutables del Creador o bajo su voluntad propia. A partir de la revolución científica que da inicio al mundo moderno, este modelo deja de ser el dominante, para dar paso a la representación del mundo como una máquina.
La imagen moderna del universo desmitifica la idea del universo organismo para convertir su representación más acorde con el modelo de una máquina, de un reloj cuyo funcionamiento obedece estrictamente a las leyes físico-matemáticas. La imagen del mundo como un gran organismo que se mueve por sí mismo o según los designios inescrutables del Creador, cede ante las leyes de Newton que explican el comportamiento del mundo como resultado de las mismas. El universo máquina se comprende a través de la razón físico-matemática. Se instaura entonces la concepción mecánica del universo. La nueva imagen del universo representado como una máquina, como un reloj, promueve la imagen de un Dios deísta, creador, el gran relojero que, una vez creada la máquina no interviene en ella pues no lo necesita; la misma, opera bajo las leyes físico-matemáticas. Es un dios que se parece cada vez menos al dios de la Revelación, es decir, de la Biblia. Ser creador, trascendente y distante del mundo.
Recogiendo lo planteado hasta ahora, Descartes reconoce tres objetos de investigación: el ser humano, el mundo y Dios. También reconoce la existencia de dos sustancias, la extensa, que corresponde a todos los seres que poseen cuerpo, todos, sin excepción, incluyendo al hombre, en tanto cuerpo, actúan como máquinas; y la sustancia pensante, propia del ser racional del hombre y de Dios. Esta concepción mecanicista del universo no sólo desmitificó la naturaleza como ser vivo, sino que al hacerlo, relega la naturaleza y a todos los seres que la componen a un mero instrumento del sujeto racional. En este orden de ideas, el universo mecánico no es un ser vivo y, por ende, tampoco se reconoce en él ni en los seres que lo componen, en tanto sustancias extensas, ninguna dimensión moral pues esta, cuando existe sólo se aplica a los seres vivos. Instrumentalizar el universo no es un problema moral.
El mecanicismo y el sujeto racional cartesianos fundamentan la concepción antropocentrista moderna la cual sostiene que la naturaleza pertenece y está al servicio del ser humano. Según la concepción antropocentrista el único criterio para cuidar la naturaleza es el cálculo racional del beneficio de la especie humana. No existe ninguna obligación moral con los demás seres de la naturaleza. Esta concepción mecanicista, junto con el individualismo derivado del yo racional y el desarrollo del sistema capitalista tienen una alta dosis de responsabilidad en el momento de evaluar la crisis ambiental del planeta.
Opuesto al antropocentrismo, la concepción biocentrista sostiene que los seres humanos pertenecemos a la naturaleza y, por tanto, debemos respetarla, incluyendo a los demás seres vivos que la habitan con nosotros. Se reconoce el valor moral de los demás seres al considerar el planeta como un ser vivo. El biocentrismo no supone la no utilización de los demás seres sino la no utilización indiscriminada e irrespetuosa de la naturaleza, como la que se hace, por ejemplo, solamente con fines económicos. La justificación del pensamiento biocentrista es propia del pensamiento griego, en particular, de los filósofos presocráticos, también llamados filósofos de la naturaleza, como también en las comunidades nativas de Norteamérica (Lakotas) o en las comunidades indígenas y las comunidades afro que pueblan nuestro territorio colombiano. La concepción antropocentrista junto con la biocentrista constituyen las dos concepciones ético-filosóficas que sustentan la relación del ser humano con la naturaleza.
Con Descartes, la modernidad queda instaurada, él representa la fundamentación filosófica que hace posible la construcción del proyecto de la modernidad no sólo en ciencia, sino como eje problemático toda teoría moderna del conocimiento.
Textos para el análisis:
Texto 1:
“[La naturaleza] es como un fino reloj, […] donde todas las cosas fueron tan hábilmente concebidas que la maquinaria, puesta una vez en movimiento, todas las cosas proceden de acuerdo con el primer designio del artífice, y los movimientos de las estatuillas , que a tales horas desempeñan estas o aquellas cosas, no requieren como los de los títeres, la peculiar interposicióndel artífice, o de un agente inteligente empleado por él, sino que desempeñan sus funciones en ocasiones particulares, por virtud de la disposición general y primitiva de toda la maquinaria.”
Robert Boyle (1627-1691), científico inglés, defensor de los métodos científicos y uno de los fundadores de la química moderna.
Preguntas para el análisis.
1. Señale la idea principal que articula el texto.
2. ¿A qué se refiere el texto con el término Artífice?
Texto 2:
“La filosofía está escrita en este gran libro, el Universo, que permanece continuamente abierto ante nuestra mirada. Pero el libro no puede comprenderse a menos que aprendamos antes a entender el idioma y leer las letras de que está compuesto. Está escrito en el idioma de las matemáticas, y sus caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las cuales es humanamente imposible entender una sola palabra; sin estas deambulamos como en un negro laberinto.”
Galielo Galilei (1564-1642). Entre otros aportes Galileo se destaca por proponer conceptos como el de la inercia, conceptos de cinemáticas y el uso del telescopio. Por sus ideas en defensa del heliocentrismo fue llevado al Tribunal de la Inquisición.
Preguntas para el análisis
1. Señale la idea principal que articula el texto.
2. Explique el contexto en el cual dicha idea se expresa.
3. ¿Está de acuerdo o no con la idea principal? ¿Por qué?