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Blog dedicado a la divulgación del Pensamiento crítico, Educación, Filosofía, Material pedagógico, Guías de lectura y escritura
21.8.23
La condición humana según el existencialismo
11.5.22
El horizonte político en Sócrates y Platón
A pesar de haber compartido en buena parte la misma época, de que compartían las mismas ideas respecto a la posibilidad del conocimiento o respecto a la justica, encontramos también diferencias entre Sócrates y Platón. Aquí nos interesa resaltar una de ellas que nos parece esencial. Mientras Sócrates tenía puesto su horizonte político en la Atenas que vivió, para su discípulo, como evidencia la República, el horizonte político estaba puesto en el futuro. Este ensayo precisa esa diferencia.
Sócrates no escribió nada. Lo que sabemos de él lo conocemos, principalmente, a través de la obra de Platón, su discípulo. Sin embargo, Platón hizo también de Sócrates el protagonista de los Diálogos en los que expone sus propias ideas. Resulta pues necesario distinguir entre el Sócrates histórico y el Sócrates platónico, es decir, Platón propiamente.
Como ya lo dijimos, en ambos casos, quien escribe es Platón.[1] Sin entrar en muchos detalles, hay cierto acuerdo entre los especialistas en clasificar la obra de Platón en 4 periodos, cada una reflejada en un grupo de diálogos: los diálogos de juventud, que serían los que corresponden al Sócrates histórico. Luego, están los llamados diálogos de transición, cuando Platón comienza a construir su propia teoría a partir de un desarrollo de las ideas socráticas. Luego vienen los del periodo de madurez y finalmente los de su época de la vejez.[2] Platón fue un escritor prolífico. Sabemos de más de 30 diálogos que se han conservado. Nunca dejó de trabajar sobre sus propias ideas: en tal diálogo profundiza sobre un problema específico, en tal otro plantea una teoría que, a la vez, es reformulada en diálogos posteriores. Todos ellos comparten al menos tres características: la primera, que el protagonista infaltable es Sócrates;[3] la segunda, que de una u otra manera, sus obras dejan entrever, sino de manera explícita, una preocupación por la política, y la tercera, que son una fuente permanente de problemas, de preguntas abiertas. De esta última característica, viene la afirmación de Withehead” (1956, 67), quizás un poco exagerada, según la cual la tradición de la filosofía occidental no es más que “una serie de notas marginales a Platón”; sin duda, se refiere a la riqueza de ideas y problemas de la obra del filósofo griego.
Conviene la clasificación anterior para los efectos de este ensayo. Como el título lo indica, se trata de mostrar el horizonte hacia donde mira cada uno, Sócrates y Platón, cuando discuten y desarrollan sus ideas. Se trata de evidenciar el horizonte político y de paso, el horizonte formativo, que aquel implica como propuesta. El objetivo es mostrar cómo, a pesar de la cercanía entre Sócrates y Platón, el horizonte político de cada uno es diferente. Esperamos que tales distinciones contribuyan a aclarar las diferencias entre Sócrates y Platón.
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20.1.22
Descartes, la travesía de un viajero
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19.10.21
Análisis filosófico de un concepto
Luis Villoro
El filósofo Luis Villoro ofrece en el texto Creer, saber, conocer, (1982) un análisis sistemático de los conceptos epistémicos fundamentales como creencia, certeza, saber y conocimiento. En el siguiente fragmento de dicha obra, el autor examina papel de la filosofía en el análisis de los conceptos.
La filosofía ha consistido siempre en un examen de los conceptos a partir de sus múltiples usos en el lenguaje ordinario. Desde Sócrates hasta Wittgenstein el material de la reflexión filosófica, donde puede iniciar su búsqueda incesante de claridad y distinción, es el riquísimo mundo del pensamiento humano ordinario, tal como se expresa en el lenguaje común. Muchos términos son usados sin precisión, sus fronteras de aplicación son vagas, a menudo una misma palabra puede tener varios significados y expresar conceptos epistémicos diferentes; sobre todo, en el lenguaje común no están sistematizados los conceptos, de modo no se expresan sus relaciones lógicas. Al análisis filosófico le corresponde la clarificación, distinción y sistematización de esos términos, hasta llegar a un sistema ordenado de conceptos definidos con cierta precisión. Aunque parte de los usos comunes del lenguaje, el análisis conceptual conduce así a una reforma del lenguaje.
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21.9.21
Guía de lectura de la 'Apología de Sócrates', de Platón
Edgar Bravo M.
La Apología de Sócrates, escrita Platón narra el juicio y la condena de su maestro. La obra es un monólogo puesto en boca de Sócrates, en el que narra, en primera persona, cómo fue el juicio y su defensa en el mismo. Las preguntas propuestas orientan la lectura en aras de una mejor comprensión. Se han agrupado apuntando a distintos aspectos y niveles de comprensión.
Preguntas de comprensión general:
1. Investigue
cómo funcionan los juicios en la Atenas en la época clásica. Esto le ayudará a
entender la dinámica del juicio.
2. ¿En qué partes se estructura la Apología y cuál es el hilo conductor?
Preguntas para la comprensión de aspectos puntuales:
1.
¿Quiénes
acusan a Sócrates? ¿En qué consisten las acusaciones y cuáles son los
argumentos?
2. ¿Cómo se defiende Sócrates de las
acusaciones? ¿Cuáles son sus argumentos?
3. ¿A qué se refiere Sócrates al afirmar:
‘Solo sé que nada sé’? ¿Cómo podría aplicarse esa afirmación en un contexto
educativo?
4. ¿Qué plantea Sócrates con la sentencia
délfica ‘Conócete a ti mismo’? ¿Cómo es posible y con qué fin habría que
‘conocerse a sí mismo?
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Temas relacionados:
Síntesis de la Apología de Sócrates de Platón
La cuestión socrática: ¿Qué sabemos realmente acerca del pensamiento de Sócrates?
7.8.21
Nos da miedo pensar
No siempre estamos dispuestos a aceptar las consecuencias en nosotros y en los demás, del ejercicio de pensar. Tarde que temprano, el pensamiento termina cuestionando la moral establecida y los límites del poder. El texto del filósofo inglés (1872-1970) es una vehemente defensa del pensamiento crítico, tan mentado pero tan escaso en nuestros días.
El ser humano teme al pensamiento más de lo que teme al cualquier otra cosa del mundo; más que a la ruina, incluso más que la muerte. El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible. El pensamiento es despiadado con los privilegio, las instituciones establecidas y las costumbre cómodas; el pensamiento es anárquico y fuera de la ley, indiferente a la autoridad, descuidado con la sabiduría del pasado.
Pero si el pensamiento ha de ser posesión de muchos, no el privilegio de unos cuantos, tenemos que habérnoslas con el miedo. Es el miedo el que detiene al ser humano, miedo de que sus creencias entrañables no vayan a resultar ilusiones, miedo de que las instituciones con las que vive no vayan a resultar dañinas, miedo de que ellos mismos no vaya a resultar menos dingos de respeto de lo que había supuesto.
¿Va a pensar libremente el trabajador sobre la propiedad? Entonces, ¿qué será de nosotros los ricos? ¿Van a pensar libremente los muchachos y las muchachas jóvenes sobre el sexo? Entonces, ¿qué será de la moralidad? ¿Van a pensar libremente los soldados sobre la guerra? Entonces, ¿qué será de la disciplina militar?
¡Fuera el pensamiento! ¿Volvamos a los fantasmas del prejuicio, no vayan a estar la propiedad, la moral y la guerra en peligro!
Es mejor que los seres humanos sean estúpidos, amorfos y tiránicos, antes de que sus pensamientos sean libres. Puesto que si sus pensamientos fueran libres, seguramente no pensarían como nosotros. Y este desastre debe evitarse a toda costa. Así arguyen los enemigos del pensamiento en las profundidades inconscientes de sus almas. Y así actúan en las iglesias, escuelas y universidades.
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22.7.21
Lectura introductoria al Protágoras de Platón a partir del problema de la virtud (aréte)
Edgar Bravo M.
Entre los diálogos de Platón, sobre todo los llamados diálogos socráticos, el Protágoras ocupa un lugar privilegiado. Aquí Platón expone, de manera amplia, diversas concepciones de Sócrates acerca de la educación, la cultura y la ética. Junto con la Apología y el Critón, el Protágoras nos da una visión de conjunto del pensamiento socrático.
Pero el mérito del Protágoras
es más amplio. En cuanto a su estilo, goza de una perfección difícilmente
igualada por ningún otro diálogo. La vivacidad de los personajes y la fluidez
con que se desarrolla el diálogo mantienen, a lo largo del mismo la vitalidad,
la elegancia y la claridad. En su extensión, también sobrepasa y con mucho, los
demás diálogos socráticos. En cuanto a su contenido, Platón desarrolla temas muy
socráticos, dejando de lado cualquier alusión a la Teoría de las Ideas. Por
todo lo anterior, no resulta aventurado pensar que este diálogo fuera escrito
en una época posterior a los primeros diálogos, no muy posterior quizá, y que
tenía como fin aclarar y conservar las enseñanzas de su maestro.
En el Protágoras se encuentra
una variada reflexión sobre la virtud; parte de esta reflexión se inicia ya en
diálogos anteriores. Pero a diferencias de esos diálogos, en el Portágoras el análisis no se centra en
una virtud particular, sino en todas las virtudes particulares en general, en
sus relaciones entre sí y sus relaciones con la virtud toda. Además de estos
temas, otros que estructuran el diálogo se refieren al debate, entre Sócrátes y
Protágoras, sobre la posibilidad de enseñar la virtud, sobre la concepción de
la virtud como saber y sobre la relación entre placer y saber.
El diálogo se abre precisamente examinando Sócrates las pretensiones de
los sofistas de erigirse en maestros de la virtud política. El escenario es la
casa de Calias, adonde asisten las personalidades intelectuales de la época:
Pródico, Hipias, el joven Alcibíades, Protágoras, entre otros. Podemos
imaginarnos el diálogo completo como un ejemplo típico de la polémica suscitada
por los sofistas en la segunda mitad del siglo V a.C. en Grecia, en torno al
problema de la educación, sobre todo enfocado a la vida política. En el
diálogo, Platón contrapone la concepción ética de Sócrates con la paideia de los sofistas. El problema
formulado es el siguiente: ¿puede la sabiduría del sofista engendrar en otros
hombres la virtud para hacerlos buenos ciudadanos?, en otras palabras, ¿es la
virtud enseñable?
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21.4.21
La distinción aristotélica entre los saberes teóricos, poiéticos y prácticos
Adela Cortina & Emilio Martínez Navarro.
Los saberes teóricos (del griego theorein: ver, contemplar) se ocupan de averiguar qué son las cosas, qué ocurre de hecho en el mundo y cuáles son las causas objetivas de los acontecimientos. Son saberes descriptivos: no muestran lo que hay, lo que es, lo que sucede. Las distintas ciencias de la naturaleza (Física, Química, Biología, Astronomía, etc.) son saberes teóricos en la medida en que lo que buscan es, sencillamente, mostrarnos cómo es el mundo. Aristóteles decía que los saberes teóricos versan sobre “lo que no puede ser de otra manera”, es decir, lo que es así porque así lo encontramos en el mundo, no porque lo haya dispuesto nuestra voluntad: el sol calienta, los animales respiran, el agua se evapora, las plantas crecen… todo eso es así y no lo podemos cambiar a capricho nuestro; podemos tratar de impedir que una cosa concreta sea calentada por el sol utilizando para ello cualesquiera medios que tengamos a nuestro alcance, pero que el sol caliente o no caliente no depende de nuestra voluntad: pertenece al tipo de cosas que “no pueden ser de otra manera”. Seguir leyendo.
10.4.21
Acerca de la distinción entre ética y moral
Antes de entrar en la estructura de la ética, no estará de más realizar alguna observación sobre las diferencias, si existen, entre las palabras ética y moral. Es un hecho que muchas veces las utilizamos como sinónimas (y así las utilizaré yo) de la misma manera que, de forma pedante, los personajes públicos suelen referirse a la ética de forma enfática como si fuera una moral solo que más profunda. Y esto más que aclarar confunde. Dejo sin entrar en detalle la etimología de ambos términos porque se trata de un tema enrevesado. Ética procede del griego y moral del latín. Por otro lado, en griego y solo con el cambio de una vocal ya no se dice lo mismo. Además, el significado de una palabra no es su etimología sino el uso que hagamos de ella en el lenguaje. En este sentido y trasladándonos a nuestros días, yo distinguiría tres usos para la ética. Uno es más antiguo y lo imponen dos grandes figuras de nuestra historia filosófica. Seguir leyendo...
25.3.21
El valor de la filosofía
Bertrand Russell
Habiendo llegado al final de nuestro breve resumen de los problemas de la filosofía, bueno será considerar, para concluir, cuál es el valor de la filosofía y por qué debe ser estudiada. Es tanto más necesario considerar esta cuestión, ante el hecho de que muchos, bajo la influencia de la ciencia o de los negocios prácticos, se inclinan a dudar que la filosofía sea algo más que una ocupación inocente, pero frívola e inútil, con distinciones que se quiebran de puro sutiles y controversias sobre materias cuyo conocimiento es imposible.
Esta opinión sobre la filosofía parece resultar, en parte, de una falsa concepción de los fines de la vida, y en parte de una falsa concepción de la especie de bienes que la filosofía se esfuerza en obtener. Las ciencias físicas, mediante sus invenciones, son útiles a innumerables personas que las ignoran totalmente: así, el estudio de las ciencias físicas no es sólo o principalmente recomendable por su efecto sobre el que las estudia, sino más bien por su efecto sobre los hombres en general. Esta utilidad no pertenece a la filosofía. Si el estudio de la filosofía tiene algún valor para los que no se dedican a ella, es sólo un efecto indirecto, por sus efectos sobre la vida de los que la estudian. Por consiguiente, en estos efectos hay que buscar primordialmente el valor de la filosofía, si es que en efecto lo tiene.
5.3.21
Síntesis de la Apología de Sócrates, de Platón
Edgar Bravo M. En la Apología
se presenta la defensa de Sócrates en su propio juicio. A diferencia de
otros diálogos platónicos, el contenido no gira en torno a la definición de
ninguna palabra. Se trata de dar un testimonio de su vida como prueba de sus
convicciones morales para desmentir a quienes lo acusan de ser impío, sofista y
corruptor de los jóvenes. El compromiso cívico y militar con la ciudad y los
valores democráticos como la justicia y la obediencia a las leyes que ella
detenta está, para Sócrates, por encima de cualquier otra consideración
política, social o personal.
De otra parte, su compromiso adquirido en el templo del Oráculo de Delfos reafirma su vocación ciudadana y lo lleva a “vivir filosofando, examinándome a mí mismo y a los demás” (Ap., 28 e).
Es precisamente esta misión, la de buscar siempre la sabiduría y la certeza de que nunca se debe cometer una injusticia, la que lleva a Sócrates durante el juicio a no tratar de evitar la pena de muerte: “Si sé que es malo y vergonzoso cometer injusticia y desobedecer al que es mejor, sea dios u hombre. En comparación con los males que sé que son males [cometer injusticia y desobedecer] jamás temeré ni evitaré lo que no sé si incluso es un bien [=la muerte]” (Ap. 29 b).
Así la defensa de Sócrates en la Apología resulta ser, por un lado, una reflexión sobre la vida y la muerte, y por otro lado, la postulación de un principio según el cual es preferible sufrir la muerte o cualquier injusticia antes que traicionar lo que resulta más valioso, la filosofía, la verdad y la justicia.
17.2.21
Síntesis del Critón de Platón
3.2.21
Síntesis del Hipias Mayor de Platón
En este diálogo se indaga por la belleza. Es decir, “por aquello que, bello en sí mismo, añadido a cualquier otra cosa – piedra, madera, hombre, dios, una acción o un conocimiento cualquiera – hace que esta sea bella (292 c-d). Las definiciones propuestas por Hipias resultan inválidas frente a los argumentos de Sócrates. Es así, por lo que no se puede afirmar, al menos en este diálogo, que la belleza se defina cono lo que es adecuado a cada cosa, o como lo que está en las cosas en razón de su utilidad. Tampoco podemos aceptar su identificación con el bien, ni con lo agradable. Así, entonces, lo único que resulta cierto en este diálogo es el proverbio que dice que “lo bello es difícil” (304 e). Seguir leyendo: PDF. Palabras clave: belleza, sofistas.
19.1.21
Síntesis del Hipias Menor de Platón
Cómo en otros diálogos del período de juventud de Platón, el Hipias Menor gira también en torno a una cuestión de carácter moral. ¿Quién es mejor, el hombre que sabiendo obrar bien obra mal voluntariamente o aquel, que siendo ignorante, a causa de ello, obra mal involuntariamente? La pregunta surge después de haber aceptado, a través de varios razonamientos, que el hombre experto en hacer bien una cosa, es también experto, si se lo propone, en hacerlo mal; en tanto que el hombre inexperto podría, por causalidad, sin proponérselo, hacerla bien. Seguir leyendo: PDF
7.1.21
Síntesis del Ion de Platón
10.12.20
Síntesis del Lisis de Platón
Edgar Bravo M. El Lisis pregunta por el significado de la amistad. Como en todos los diálogos escritos por Platón en su primera época, al final del diálogo no se llega a ningún resultado preciso.
El Lisis nos va a mostrar, a través de un ejercicio dialéctico, la variedad de aspectos que en torno al tema de la amistad suscita la discusión de Sócrates con los jóvenes atenienses. En primer lugar, hay que determinar quién es amigo de quién. En el caso de los amantes, después de examinar la cuestión, la reciprocidad no parece posible. Sócrates se justifica en que “quizás se deba a que no buscamos bien”. Palabras clave: Sócrates, amistad, amor, deseo. Seguir leyendo: PDF
20.11.20
El universo geométrico en la Filosofía Griega. Fragmentos
Las matemáticas y la armonía en Pitágoras
Fragmento 277. (Kirk & Raven. Los filósofos presocráticos).
¿Qué es lo más hermoso? La Harmonía. ¿Qué es los más poderoso? El conocimiento. ¿Qué es lo mejor? La felicidad.
27.10.20
Felicidad y virtud
Leandro Sánchez Marín
La ética de Aristóteles esta centrada en la noción de virtud, que en griego se decía arete haciendo alusión a la excelencia. La felicidad, que traduce el término griego de eudemonia, es el resultado de la práctica continua de la virtud. En este fragmento se presenta la noción de virtud entendida como término medio.
"Aristóteles consideraba que los hombres tienden por naturaleza a la consecución del bien supremo. A este bien supremo se la ha designado comúnmente con el nombre de eudemonia, palabra que se ha emparentado a felicidad. La doctrina aristotélica sobre la virtud tiene como centro de sus consideraciones este concepto, el cual está enmarcado en el vivir y el obrar bien. Aristóteles sugiere que actual y vivir bien no pueden ser ejercicios pasajeros, sino que debe ser revitalizados una y otra vez para poder ser considerados de acuerdo con la virtud, también plantea que existen disposiciones que podría bloquear estas capacidades humanas." Seguir leyendo...