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4.6.19

El mago y el científico


Umberto Eco                                                                                                                                                         En este texto, el semiólogo italiano, Umberto Eco, muestra como a pesar de vivir en la era de la tecnología todavía subsiste, y quizás ahora con mayor fuerza, una mentalidad mágica respecto a la tecnología y la ciencia. Nuestra relación con la ciencia, a través de su hija, la tecnología, está marcada por lo irracional más que por la comprensión. En parte, esto explica la seducción irresistible que la misma suscita. De alguna manera quedamos atrapados e hipnotizados por la tecnología, esa nueva forma de magia. Originalmente el texto fue publicado en el periódico El País de España el 14 de diciembre del 2002.

  

Creemos que vivimos en la que Isaiah Berlin, identificándola en sus albores, llamó la Edad de la Razón. Una vez acabadas las tinieblas medievales y comenzado el pensamiento crítico del Renacimiento y el propio pensamiento científico, consideramos que vivimos en una edad dominada por la ciencia. A decir verdad, esta visión de un predominio ya absoluto de la mentalidad científica, que se anunciaba tan ingenuamente en el Himno a Satanás, de Carducci, y más críticamente en el Manifiesto comunista de 1848, la apoyan más los reaccionarios, los espiritualistas, los laudatores temporis acti, que los científicos. Son aquéllos y no éstos los que pintan frescos de gusto casi fantástico sobre un mundo que, olvidando otros valores, se basa sólo en la confianza en las verdades de la ciencia y en el poder de la tecnología.
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23.1.12

Armonía y proporción en el pensamiento griego: los presocráticos

Umberto Eco
Según el sentido común, juzgamos bella una cosa bien proporcionada. Eso explica por qué desde la antigüedad la belleza se identificó con la proporción, aunque hay que recordar que en la definición común de la belleza, en el mundo griego y latino, el deleite del color (y la luz) también se unía siempre a la proporción. 

Cuando en la Grecia antigua los filósofos llamados presocráticos –Tales, Anaximandro y Anaxímenes, entre los siglos VII y VI a.C.- comienzan a discutir cuál es el principio de todas las cosas (y afirman que el origen de la realidad está en el agua, en el infinito originario o en el aire), pretenden dar una definición del mundo como un todo ordenado y gobernado por una sola ley...   Seguir leyendo

23.2.10

El problema de lo feo. Selección de textos

Una bella representación de lo feo
Umberto Eco. Historia de la belleza.

Todas las culturas, además de una concepción propia de lo bello, han tenido siempre una idea propia de lo feo, aunque a partir de los hallazgos arqueológicos normalmente es difícil de establecer si lo que está representado realmente era considerado feo: a los ojos de un occidental contemporáneo ciertos fetiches o ciertas máscaras de otras civilizaciones parecen representar seres horribles y deformes, mientras que para los nativos pueden o podían ser representaciones de valores positivos...  Seguir leyendo.

6.5.09

¿HACIA DÓNDE VA INTERNET? Por Umberto Eco





“Aunque Internet haya cambiado nuestras vidas, este progreso tecnológico podría conducirnos a una regresión cultural. Borges nos contaba en Ficciones la historia de Funes o la memoria, este hombre que se acordaba de todo, de cada hoja que había visto en cada árbol, de cada palabra que había oído durante su vida y que, debido a su memoria total, era un perfecto idiota. La función de la memoria no es sólo conservar, sino también filtrar. La cultura es también un proceso de conservación y de filtración, por medio del cual sabemos quién era Hitler, pero no de qué color eran sus calcetines ni el día en que se suicidó en su búnker. Ahora bien, para un navegante ingenuo, Internet es Funes. Internet le dice todo sin decirle si tal o cual información es fiable. Si no se es un experto es muy difícil decir si un sitio dedicado, por ejemplo, a los platillos volantes es serio o delirante. Toda cultura está regida por los filtros de las enciclopedias (en el sentido del Larousse, pero también de repertorio de saber virtual compartido por una comunidad). Pero la enciclopedia puede decirnos cosas falsas, como las de principios del siglo XX, que nos hablaban del éter cósmico. ¡Si no se educa a los internautas para la navegación, acabaremos por tener 6.000 millones de enciclopedias, una por cada habitante del planeta!”

Fragmento de una entrevista a Umberto Eco. (Turin, 1932) Filósofo, novelista, semiólogo. Autor entre otras obras de la novela El nombre de la rosa (1981) y de El péndulo de Focault (1988). Entre sus última obras publicadas están la Historia de la belleza y Historia de la fealdad (2007).

Para la entrevista completa: http://www.elpais.com/articulo/reportajes/aliados/terrorismo/estan/santuarios/economia/elpepusocdmg/20060924elpdmgrep_1/Tes