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23.11.21

Pautas metodológicas para la elaboración de un comentario de texto

Edgar Bravo M. 

El comentario es un ejercicio de análisis textual a través del cual se muestra el sentido de un texto. No se trata de hacer una paráfrasis del texto, de repetir simplemente en otras palabras lo que dice el autor. En el comentario se trata de penetrar el sentido profundo del texto mostrando la articulación del mismo alrededor de una idea central. Para ello es necesario tener claro el tema de que trata, los cuestionamientos que suscita, el problema al que trata de responder, así como los conceptos y las ideas centrales alrededor de las cuales se articula.

El desarrollo del comentario de texto se realiza a través de una estrategia que implica tres momentos: la lectura previa, la elaboración de la estructura del comentario y la escritura del comentario. Antes de describir cada uno de estos pasos, conviene tener muy presentes los siguientes principios metodológicos.

Principios metodológicos

Leer bien y mucho. Leer supone profundizar en el texto para encontrar su sentido. De ahí que tanto la lectura como la elaboración del comentario no son frutos de la improvisación. En realidad, solo comenzamos a comprender un texto cuando hacemos una relectura del mismo. Para adquirir buenos hábitos de lectura hay que leer mucho y de manera comprensiva.

Enfocar la atención en el texto. Sin una atención, disposición abierta hacia el texto, solo captamos información fragmentaria y descontextualizada. Para captar lo esencial del texto es necesario enfocarse en todos los planteamientos del texto. Leer de manera comprensiva es una actividad del espíritu que requiere concentración sobre cada una de las partes de texto; solo así el texto nos revela su sentido unitario.

Confiar en el texto. Captar el verdadero sentido del texto implica esclarecer su organización conceptual, lo cual requiere tiempo y esfuerzo. Confiar en el texto implica no ceder ante la dificultad, ni optar por la superficialidad; sino, por el contrario, perseverar en el esfuerzo para superar las posibles dificultades hasta llegar a su comprensión.

Establecer una estrategia de trabajo. El comentario exige un modo de proceder ordenado que permita esclarecer las ideas principales, los núcleos semánticos y la organización conceptual, que articulan el texto. Por lo tanto, de una estrategia o modo de proceder organizado.

Para acceder a  la guía completa: aquí.


27.7.12

Pautas para leer comprensivamente un texto argumentativo


Estás pautas están  tomadas de dos páginas del volumen, de varios autores, Frangais. Littérature & Méthodes, París, Éditions Nathan, 1995. Sus títulos son: "La situación de argumentación" (p. 76) y "El estudio de un texto argumentativo" (p. 532). Al traducirlos, se han hecho leves modificaciones.

I
La situación de argumentación

La argumentación procura obrar sobre alguien, hacerle cambiar de parecer, ya sea recurriendo a la razón, ya sea recurriendo a la emoción. Para captar una argumentación, es necesario descubrir:
•     La identidad de quien argumenta y de la persona a quien va dirigida la  argumentación
•     Las funciones de la argumentación
•     Los resortes de la argumentación

La persona que argumenta
Tiende a convencer, a persuadir. Se compromete personalmente, representa valores, da la mejor imagen de sí. Hace todo eso para influir sobre el interlocutor, para facilitar la adhesión a las ideas que defiende.

La persona destinataria
Cuando alguien argumenta, tiene en cuenta los valores, los deseos, los gustos de la persona a quien va destinada la argumentación. Todo eso es tenido en cuenta para convencerla mejor y para anticiparse a los contra‑argumentos que esa persona podría oponer a la argumentación.

Las funciones de la argumentación
* La función persuasiva: se da cuando quien argumenta trata de persuadir, de hacer cambiar de opinión, de convicciones; cuando intenta que la persona a la que se dirige participe de su punto de vista.
* La función polémica: se da cuando quien argumenta procura ridiculizar o menospreciar aquello con lo que no está de acuerdo. Se da también cuando se trata de reducir al silencio a la persona con quien se está hablando.




29.11.11


Guía para la elaboración de un comentario de textos
Por Edgar Bravo

Leer, escribir y dialogar desde la filosofía constituyen la vía regia y quizá más expedita para aprender a pensar. En el caso del comentario de textos, uno de los ejercicios más propios de la actividad filosófica,  se pone en juego de manera excepcional el proceso de lecto-escritura. Ya no se trata solo de leer textos filosóficos o de escribirlos sino de aunar, a un mismo tiempo, el acto de escribir y de leer. Literalmente, aprendemos a leer escribiendo y a escribir, leyendo. Aún más, implica también un diálogo con el autor y, a su vez, con nosotros mismos. El comentario de textos resulta, pues, intelectualmente exigente y pedagógicamente formativo. Habrá que mencionar también que comentar un texto significa actualizarlo, mostrar su pertinencia, justificar su importancia y su fuerza por el reto que a nosotros, sus lectores, nos exige. Es posible distinguir tres momentos en la elaboración del comentario de textos: la contextualización, la interpretación del mismo y la valoración crítica del lector-escritor. En seguida se caracteriza cada uno.
  I.    Contextualización: el autor y su época
Aunque más allá de sus circunstancias particulares, el pensamiento y obra de los filósofos trascienden su época, no hay que olvidar que todo pensador es hijo de su tiempo, que sus ideas surgieron en un contexto determinado, con unas motivaciones y preocupaciones específicas y, ante todo, con unos presupuestos e ideas, no siempre conscientes, propias de su época. De ahí que para lograr una adecuada comprensión de un texto filosófico sea menester ubicarlo en el contexto social, histórico, político, cultural, etc. en el que surgió. Si dejamos  de lado el contexto, corremos el riesgo de ‘hacerle decir’ a nuestro filósofo cosas que no ha dicho y tergiversar sus ideas. Aun si al interpretar un texto, optamos por hacerlo desde nuestra perspectiva y contexto, no debemos dejarlo a la ‘libre interpretación’ so riesgo de desdibujar completamente su sentido. Así, pues, la contextualización es el primer paso hacia la comprensión de un texto.  Las siguientes cuestiones apuntan a este propósito.
  •        ¿Cuál es la época histórica del autor (datos básicos)?
  •       ¿A qué periodo y momento de la filosofía pertenece el autor?
  •       ¿En qué escuela se inscribe?
  •   ¿Qué influencias importantes de otros filósofos o escuelas de pensamiento determinaron su filosofía? ¿Qué datos biográficos son relevantes para entender su obra?
  •   ¿Qué hechos sociales, culturales, políticos y económicos son pertinentes para contextualizar su filosofía? ¿Qué otros aspectos considero necesarios para contextualizar el texto?
  •        Datos bibliográficos del texto (año original y demás datos de actualidad)
  •       ¿Qué obra o a qué obra pertenece el texto a analizar?
  •       ¿Qué lugar ocupa el texto a analizar en el conjunto de la obra del filósofo?
 II.     Análisis e interpretación del texto
Se trata de mostrar lo que el texto quiere decir. Para ello es necesario hacer un análisis del mismo, esto es, descomponer el texto en sus partes fundamentales, con el fin de identificar su estructura,  los conceptos (lo que denotan y connotan) que lo articulan. Así mismo, en aras de la rigurosidad, las interpretaciones y análisis deben acompañarse de las citas textuales a las cuales se refieren. Finalmente, habrá que hacer una síntesis que recoja, en pocas palabras, lo esencial del texto.  Al realizar el análisis tenga en cuenta, además, las siguientes cuestiones.
  •       ¿Cuál es el tema principal del texto?
  •       ¿Cuáles son los temas secundarios que aborda el texto?
  •       ¿Cuál(es) es la(s) tesis principal(es) del texto?
  •    ¿Qué hace el autor en los distintos momentos que estructuran el texto? ¿analiza, interpreta, argumenta, cuestiona al lector, se cuestiona a sí mismo, expone su punto de vista, plantea un problema, hace una crítica, defiende o ataca una tesis, da ejemplos, propone soluciones, compara, etc.?
  •       ¿Cuáles son los conceptos principales que articulan el texto?
  •       ¿Qué tipo de texto es? ¿cuál es su tipología textual?
  •      ¿Cómo defiende el autor su planteamiento central?
  •      ¿Cómo argumenta el autor? ¿con qué argumentos y de qué tipo son?
  •       ¿Qué es lo que en últimas quiere decir o proponer el autor?
  •      ¿Cómo puedo sintetizar en mis propias palabras lo esencial del texto?
  •       Otras consideraciones que considere pertinentes.
 III.   Apreciación crítica
Una vez identificada su estructura y aclarados los conceptos, es decir, de haber penetrado el sentido profundo del texto, conviene tomar distancia del mismo con el propósito de hacer un juicio crítico del mismo. Se trata de exponer nuestro punto de vista argumentado sobre el texto. La crítica pretende enriquecer el texto mostrando aquello que no siempre resulta evidente en el texto, mostrar su complejidad, sus tensiones, sus posibilidades que nos permita inferir, leer ‘entre líneas’, examinar su coherencia interna (intratextual) y externa, es decir, con el resto de su obra y escuela a la cual pertenece (coherencia intertextual). También se trata de hacer visibles sus limitaciones, lo que no logra resolver. De igual manera su influencia posterior, sus fortalezas y debilidades, lo que nos ha impresionado, su influencia posterior. En fin, se trata de ‘conversar’ de manera crítica con el autor para mostrar lo que pensamos después de haberlo estudiado. Las siguientes cuestiones apuntan en ese sentido:
  •            ¿Qué aspectos o tesis son las más relevantes del texto? ¿por qué?
  •             ¿Qué apartes del texto voy a citar por su importancia? ¿en qué son importantes?
  •            ¿Qué me ha aportado el tema? ¿qué me ha impresionado? ¿Por qué?
  •          ¿Qué dificultades plantea el análisis y la interpretación del texto? ¿Cómo evalúo sus argumentos?
  •             ¿Cuál es el propósito del autor del texto y hasta dónde logra realizarlo?
  •       ¿Cuál es la mayor fortaleza del texto? ¿sus tesis, sus argumentos, su manera de argumentar, su estilo, etc.?
  •            ¿En qué estoy de acuerdo con el texto? ¿en qué no? ¿Por qué?
  •            Otros aspectos que considere pertinentes.
IV.            Bibliografía consultada.
Principal. Se refiere a las fuentes o textos escritos por el autor del texto que se comenta.
Secundaría: es la bibliografía complementaria consultada para comprender el texto.
La bibliografía debe contener todos los datos pertinentes.