El hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza; pero es una caña pensante. No es necesario que todo el universo se arme para destrozarlo: un vapor, una gota de agua es suficiente para matarlo. Pero aunque el universo lo destrozase, el hombre sería aún más noble que el que lo mata, porque sabe que muere y sabe la superioridad del universo sobre él; en cambio, el universo no sabe nada de ello. Toda nuestra dignidad consiste, pues, en el pensamiento. Es con éste como debemos ennoblecernos, y no con el espacio y el tiempo que podamos ocupar.
Pensamientos
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