15.9.14

Lenguaje y realidad

Por Edgar Bravo
¿De qué hablan las palabras? La respuesta más inmediata diría que las palabras hablan del mundo y de nosotros que somos parte de él, y por supuesto de los objetos; es decir, las palabras hablan de las cosas que son, de lo posible. Piense usted en varios ejemplos…  Pero ¿y qué pasa con lo imposible? ¿Pueden hablar las palabras de lo que no es? ¿Es posible esa experiencia?

Cuando nacemos nos enfrentamos a un mundo que ya está dado. Aunque estamos en él, aún no nos pertenece. Será a través del lenguaje que nos apropiamos del mundo. Aparece la necesidad de nombrar las cosas. Lo que podemos nombrar de alguna manera nos pertenece porque comienza a formar parte de nuestro mundo. Es. Así que nuestras experiencias del mundo están mediadas por el lenguaje. El lenguaje, las palabras, van configurando el sentido del mundo. A través del lenguaje pensamos el mundo y en quiénes somos. ¿Podemos ser sin lenguaje? ¿Podemos comprender verdaderamente el mundo sin el lenguaje? ¿Podemos pensarnos de otro modo que no sea a través del lenguaje?

6.9.14

Sobre la imposibilidad de definir la palabra "bueno"

G.E. Moore

Por tanto, la palabra "bueno", si por ello queremos decir aquella cualidad que afirmamos que pertenece a una cosas cuando decimos que ésta es buena, es incapaz de "definición" es el sentido en que una definición en el sentido más importante de ese término. El sentido más importante de "definición" es el sentido en que una definición enuncia cuáles son las partes que invariablemente componen un cierto todo; y, en este sentido, "bueno" carece de definición porque es simple y carece de partes. Es uno de esos innumerables objetos del pensamiento que son incapaces de definición, porque son términos últimos por referencia a los cuales debe definirse todo lo que sea capaz de definición... No hay, por consiguiente, ninguna dificultad intrínseca en la afirmación de que "bueno" denota una cualidad simple e indefinible. Hay otros muchos ejemplos de tales cualidades... Mi posición es que "bueno" es una noción simple como lo es amarillo; que al igual que no se puede explicar por medio alguno lo que es el amarillo a alguien que no lo conozca, tampoco se puede explicar lo que es bondad. 

Principia ethica, 1903

6.5.14

Discurso sobre la Dignidad del Hombre

Pico della Mirandola

El filósofo italiano Giovanni Pico della Mirandola, vivió en el periodo del Renacimiento, en el siglo XV, escribe su Oratio de hominis dignitate, como una exaltación de la capacidad del ser humano para hacerse a sí mismo. El texto está inspirado en el Génesis de la Biblia y en el Timeo de Platón, y constituye un manifiesto humanista del Renacimiento. Se presenta aquí un fragmento.

 “Cuando Dios ha completado la creación del mundo, empieza a considerar la posibilidad de la creación del hombre, cuya función será meditar, admirar y amar la grandeza de la creación de Dios. Pero Dios no encontraba un modelo para hacer al hombre. Por lo tanto se dirige al prospecto de criatura, y le dice:

 No te he dado una forma, ni una función específica, a ti, Adán.

18.3.14

Estructura de un relato

Gemma Lluch

Identificar la estructura de un relato desde su secuencia nos permite una mejor comprensión tal como lo señala la profesora y filóloga Lluch: 
Situación inicial: se parte de una situación estable. Se presentan los personajes principales, el escenario, la época y las relaciones que establecen.
Inicio del conflicto: llamada también inicio de la acción, del nudo o de la complicación. Hay una acción o un acontecimiento que modifica la situación inicial e introduce una tensión.
Conflicto: es el resultado de la secuencia anterior: uno de los participantes desarrolla una serie de acciones para intentar resolver el conflicto.
Resolución del conflicto: llamada también fin del conflicto, de la acción, desenlace. Es el resultado de las acciones precedentes y el fin del proceso creado con el conflicto.
Situación final: vuelta a una situación estable, generalmente distinta de la inicial.

Bibliografía: Lluch, Gemma, Cómo analizamos relatos infantiles y juveniles, Bogotá: Norma, 2004     

16.8.13

Sobre el relativismo moral

Protágoras de Abdera

En este fragmento el sofista Protágoras, en el siglo V a.C., en Grecia plantea en los llamados discursos dobles su posición respecto al origen de las normas morales: ¿lo bueno y lo malo son algo relativo y distinto según las circunstancias y las personas o, por el contrario, se refieren a algo objetivo?

Dos clases de discursos se hacen en Grecia por los filósofos en torno al bien y al mal. En efecto, unos afirman que uno es el bien, otro es el mal, y otros afirman que es la misma cosa y que ésta sería pra unos bien, para otros mal e incluso, para un mismo hombre, ora es bien, ora es mal. Yo, por mi parte, me sumo a estos últimos.

El mismo discurso se hace sobre lo bello y lo feo. Creo que si se mandara a todos los hombres reunir en un montón las cosas que cada uno de ellos considera feas y después viceversa, no sería dejada ni una, sino que entre todos las tomarían todas, porque no todos creen en las mismas cosas. 

Nada es absolutamente bello, ni absolutamente feo, ni bueno ni malo, sino que, tomando ciertas cosas, las hace feas y cambiándose, bellas.


 

4.6.13

Sobre el despotismo

Denis Diderot

Filósofo de la época de Ilustración, editor junto con D'Alembert de la Enciclopedia, que contiene los grandes saberes de su época. Aquí una reflexión sobre el poder.

"El despotismo, amiga mía, es la más terrible de las seducciones, nadie se resiste a ella. El que puede hacerlo todo impunemente hace mucho mal. Si Calígula hubiese sido hijo de un zapatero de Roma, solamente hubiese matado moscas."


 

12.2.13

Acerca de la incapacidad para comprender el sentido de la existencia humana

Blaise Pascal

Al ver la obcecación y la miseria del hombre, al contemplar al universo entero enmudecido y al hombre sin luz, abandonado a sí mismo, y como descarriado en este rincón del universo, sin saber quién le ha colocado en él, qué es lo que ha venido a hacer, lo que será de él cuando muera, incapaz de todo conocimiento, me espanto como un hombre a quien se hubiese transportado dormido a una isla desierta y espantosa, y se despertara sin conocer dónde está, y sin remedio de salir de allí. Y me admiro cómo no se cae en la desesperación un estado tan miserable. Veo junto a mí a otras personas de naturaleza semejante: les pregunto si están mejor informadas que yo, y me dicen que no: y para colmo, estos miserables descarriado, mirando en torno de sí, y viendo algunos objetos agradables, se han entregado y pegado a ellos. Por lo que a mí hace, no he podido apegarme a ellos, y considerando que, según todas las apariencias, hay algo distinto de lo que veo, he inquirido si este Dios no habrá dejado alguna señal de mí mismo. 

Pensamientos, X, 693.