16.8.13

Sobre el relativismo moral

Protágoras de Abdera

En este fragmento el sofista Protágoras, en el siglo V a.C., en Grecia plantea en los llamados discursos dobles su posición respecto al origen de las normas morales: ¿lo bueno y lo malo son algo relativo y distinto según las circunstancias y las personas o, por el contrario, se refieren a algo objetivo?

Dos clases de discursos se hacen en Grecia por los filósofos en torno al bien y al mal. En efecto, unos afirman que uno es el bien, otro es el mal, y otros afirman que es la misma cosa y que ésta sería pra unos bien, para otros mal e incluso, para un mismo hombre, ora es bien, ora es mal. Yo, por mi parte, me sumo a estos últimos.

El mismo discurso se hace sobre lo bello y lo feo. Creo que si se mandara a todos los hombres reunir en un montón las cosas que cada uno de ellos considera feas y después viceversa, no sería dejada ni una, sino que entre todos las tomarían todas, porque no todos creen en las mismas cosas. 

Nada es absolutamente bello, ni absolutamente feo, ni bueno ni malo, sino que, tomando ciertas cosas, las hace feas y cambiándose, bellas.


 

4.6.13

Sobre el despotismo

Denis Diderot

Filósofo de la época de Ilustración, editor junto con D'Alembert de la Enciclopedia, que contiene los grandes saberes de su época. Aquí una reflexión sobre el poder.

"El despotismo, amiga mía, es la más terrible de las seducciones, nadie se resiste a ella. El que puede hacerlo todo impunemente hace mucho mal. Si Calígula hubiese sido hijo de un zapatero de Roma, solamente hubiese matado moscas."


 

12.2.13

Acerca de la incapacidad para comprender el sentido de la existencia humana

Blaise Pascal

Al ver la obcecación y la miseria del hombre, al contemplar al universo entero enmudecido y al hombre sin luz, abandonado a sí mismo, y como descarriado en este rincón del universo, sin saber quién le ha colocado en él, qué es lo que ha venido a hacer, lo que será de él cuando muera, incapaz de todo conocimiento, me espanto como un hombre a quien se hubiese transportado dormido a una isla desierta y espantosa, y se despertara sin conocer dónde está, y sin remedio de salir de allí. Y me admiro cómo no se cae en la desesperación un estado tan miserable. Veo junto a mí a otras personas de naturaleza semejante: les pregunto si están mejor informadas que yo, y me dicen que no: y para colmo, estos miserables descarriado, mirando en torno de sí, y viendo algunos objetos agradables, se han entregado y pegado a ellos. Por lo que a mí hace, no he podido apegarme a ellos, y considerando que, según todas las apariencias, hay algo distinto de lo que veo, he inquirido si este Dios no habrá dejado alguna señal de mí mismo. 

Pensamientos, X, 693.