19.4.22

La construcción de la vida ética

Miguel Ángel Polo Santillana 

     Concebir la ética como un arte, esto es, una mezcla de conocimiento, reflexión y, ante todo, una buena dosis de práctica. Quienes, como Sócrates y Aristóteles, reflexionaron sobre la vida ética, lo sabían. Decía Sócrates que no bastaba con vivir, sino aprender a vivir bien. Aristóteles, por su parte, tenía claro que más que aprender qué es la virtud, hay que aprender cómo ser virtuosos. En ambos casos, al igual que en buena parte de la tradición ética, subyace la idea de que la ética es el arte de aprender a vivir bien. Esto no quiere decir que la ética renuncie–como dice Polo Santillana- a “la labor indagadora, reflexiva y crítica”; por el contrario, la presupone. Toda ética implica un compromiso con la racionalidad.

    De otra parte, el texto retoma la propuesta kantiana del sujeto autónomo, para sostener que la autonomía del sujeto moderno solo es posible como una autonomía contextualizada, en otras palabras, la autonomía resulta posible cuando la asumimos en el sentido etimológico de la ética como morada, como refugio (del griego, ethos). Una vida ética pasa, entonces, por aprender a cuidar la propia morada. Renunciar al cuidado de la propia morada es también renunciar a la vida ética. En síntesis, el texto que aquí se propone, apunta a la idea de que la ética consiste en “el arte de aprender a vivir bien con los otros”.

Para acceder al texto aquí.

 

12.4.22

La utilidad del análisis de textos filosóficos para el desarrollo del pensamiento crítico

Edgar Bravo M.                                                                                                   
El estudio de textos filosóficos contribuye al desarrollo del pensamiento crítico al poner en contacto al lector con los autores que, desde la filosofía, han desarrollado una manera crítica de ver el mundo.  Se señalan aquí algunas razones a favor de ese propósito. Al final se ofrece, a modo de ejercicio, la lectura de un fragmento filosófico acompañado de unas preguntas para su comprensión.                                                                           El análisis de textos filosóficos para el desarrollo del pensamiento crítico evidencia su valor pedagógico a partir de los procesos de lectura y escritura, en la medida en que ofrece la posibilidad de aprender a ‘leer’ y ‘escribir’ al modo de quienes han aprendido a pensar de manera profunda y crítica. Como dice Descartes (2010: 36): “La lectura de todos los buenos libros es como una conversación con los mejores ingenios de los pasados siglos, que los han compuesto, y hasta una conversación estudiada en la que no nos descubren sino lo más selecto de sus pensamientos”.

Esa ‘conversación estudiada’ a la que se refiere el filósofo moderno nos introduce nos introduce al saber filosófico y nos posibilita filosofar, esto es, pensar de manera crítica.

Al leer de manera filosófica aprendemos a desentrañar el sentido profundo del texto, a ir más allá del significado superficial del texto, a leer entre líneas, a des-cubrir la fuerza y la riqueza transformadora de las ideas filosóficas.

Esta manera filosófica de acceder a la filosofía misma es también una fuente de autoconocimiento puesto que el contacto con los problemas filosóficos, las ideas críticas y las posiciones razonadas, cuestiona nuestras creencias, convicciones, deseos e ideas, en últimas, nuestro ser íntimo. En esto radica, el papel transformador -y no solo informador- de la lectura crítica: en que algo nos pase, en que no seamos los mismos después de leer un texto filosófico (Larrosa, 1996).

Para acceder al texto completo: aquí.