Esa ‘conversación estudiada’ a la
que se refiere el filósofo moderno nos introduce nos introduce al saber
filosófico y nos posibilita filosofar, esto es, pensar de manera crítica.
Al leer de manera filosófica
aprendemos a desentrañar el sentido profundo del texto, a ir más allá del significado
superficial del texto, a leer entre líneas, a des-cubrir la fuerza y la riqueza
transformadora de las ideas filosóficas.
Esta manera filosófica de acceder a
la filosofía misma es también una fuente de autoconocimiento puesto que el
contacto con los problemas filosóficos, las ideas críticas y las posiciones
razonadas, cuestiona nuestras creencias, convicciones, deseos e ideas, en últimas, nuestro ser íntimo. En esto radica, el papel
transformador -y no solo informador- de la lectura crítica: en que algo nos
pase, en que no seamos los mismos después de leer un texto filosófico (Larrosa,
1996).
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