2.1.25

Distinciones entre ética y moral

 

Por Edgar Bravo M.[1]

Ultima actualización: febrero 15 de 2025

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Palabras clave: Ética, moral, costumbre, filosofía moral, ética prescriptiva o normativa, filosofía práctica, ética descriptiva, moralidad, eticidad.

   La distinción entre ética y moral es una cuestión discutida a lo largo de la historia de la filosofía. Aunque en las situaciones de la vida cotidiana suelen utilizarse de manera indistinta, existen diferencias conceptuales y prácticas que resultan fundamentales para una comprensión profunda de la acción moral. En este artículo, se propone clarificar esas diferencias, así como los puntos de encuentro.

   La distinción entre ética y moral no es simplemente una cuestión meramente terminológica, sino que tiene implicaciones significativas en el análisis de los principios, valores, normas y acciones humanas. Reconocer las diferencias entre ética y moral enriquece la discusión, contribuye al análisis de la acción moral y evita malentendidos. 

 1. Etimología

Un punto de partida para establecer la distinción entre ética y moral es remontarse a la etimología de los términos. El término ética proviene del griego ethos (ἦθος) que significa "costumbre", "carácter". En este sentido hace referencia a un modo habitual de comportarse, que se constituye en un modo de ser, es decir, en el carácter[2] de una persona, que resulta valiosa en una comunidad. Por su parte, el término moral proviene del latín mor, moris, que también significa “costumbre”, haciendo referencia a las normas y costumbres que regulan los modos de comportarse de los individuos en una comunidad. En esta perspectiva la ética y moral hacen referencia a las costumbres deseables que rigen el comportamiento de una comunidad. Siendo así, no encontramos diferencias sustanciales entre los dos términos. A modo de ejemplo, la ética en la Atenas clásica se refiere a las costumbres consideradas virtuosas socialmente; mientras que la moral se utilizaba en la antigua Roma en el contexto de las leyes y normas que regulan el comportamiento.


2. La ética como investigación de la moral

Desde una perspectiva netamente filosófica, podemos considerar a la ética como una parte o disciplina de la filosofía que investiga la moral, bien sea la moral de una sociedad, grupo o de las acciones individuales. En este sentido ética y filosofía moral hacen alusión a lo mismo: al estudio de la acción moral; específicamente a la reflexión y análisis sobre las motivaciones, principios, fundamentos y valoraciones de las normas y acciones humanas desde el punto de vista de lo considerado moralmente valioso.

   En la medida en que la ética examina y evalúa los modos de actuar prácticos, esto es, las acciones morales concretas, lo hace en relación con los principios, valores, teorías morales y el ethos de la cultura o sociedad; pero, la ética también es capaz de examinar, de manera crítica, tales aspectos (principios, valores, teorías, ethos) y evaluar su suficiencia, coherencia y practicidad. En esta perspectiva, bien podría la ética -considerada como filosofía moral- no solo evaluar las acciones morales individuales o colectivas y las teorías morales, sino también servir como guía para la vida práctica. De ahí que la ética, entendida como filosofía moral, podría adquirir cierto carácter prescriptivo o normativo al ofrecer criterios para determinar la corrección de la acción. Por ejemplo, respecto al principio moral de decir siempre la verdad, examinará si es moralmente correcto mentir en ciertas circunstancias. 

   Entendiendo la ética como filosofía moral encontramos también otro campo de estudio que es la metaética, centrada en el análisis del significado de las formas lingüísticas.  En el ejemplo anterior, la metaética analiza qué quiere decir que una acción sea “moralmente correcta”.

   En cuanto a la filosofía práctica, esta hace referencia a la acción moral en un contexto amplio que incluye lo político, lo social, lo económico y lo cultural. De acuerdo con Aristóteles, la filosofía práctica implica cierta sabiduría o saber práctico para obrar con experticia y perspicacia, tomando decisiones y actuando de manera justa y virtuosa teniendo en cuenta las circunstancias. Así, por ejemplo, la filosofía práctica puede examinar los principios éticos detrás del trabajo voluntario, asegurándose de que tales acciones de ayuda no perpetúen la revictimización, el paternalismo o la desigualdad, sino que empoderen a las personas beneficiadas sin menoscabar la dignidad humana.

   Por último, y en un terreno más amplio que el de la filosofía moral, la ética descriptiva se refiere a la descripción y explicación de los diversos fenómenos morales desde diferentes disciplinas como la historia, la psicología y la sociología. Por ejemplo, la manera en que diferentes culturas han interpretado y practicado la hospitalidad a lo largo de la historia. Si bien estas disciplinas pueden realizar aportes significativos para la comprensión de las situaciones morales, no suplantan la reflexión filosófica sobre la bondad o corrección de las mismas. De ahí que la comprensión de la naturaleza de la acción moral obedece a la especificidad de la ética en tanto filosofía moral.

3. La ética como ideal o deber ser

Desde otro enfoque, mientras la ética se enfoca en el contexto de lo universal, de los ideales de la razón, del "deber ser", la moral se ubica en el contexto de lo particular y concreto, reflejando cómo una persona, grupo o comunidad materializa en la práctica tales normas, valores, costumbres y principios. Así, por ejemplo, mientras la ética kantiana busca establecer los imperativos categóricos válidos para todo ser racional, la moral se refiere a las prácticas, valores y tradiciones culturales que efectivamente se dan en una comunidad. Dicho en otros términos, mientras la ética se piensa, la moral se vive.

   En tanto que la ética refleja un ideal o deber ser del comportamiento, decimos que es una ética prescriptiva o normativa, mientras que la moral se refiere a lo fáctico, a las acciones morales en sí mismas. La acción moral lo es en relación con el deber ser o el ideal ético. Asimismo, este implica cierta obligación que incita a su realización, es decir, a convertirse en acciones morales. Mientras el deber ser se materializa en las acciones morales, estas se orientan y examinan desde el deber ser. De ahí que, a pesar de que la ética y la moral estén en dos planos diferentes, su relación es estrecha y mutuamente dependiente.

4. La ética y la moral como sinónimas

En el lenguaje corriente, los términos ética y moral tienden a usarse de manera indistinta. En la vida cotidiana, las personas usan ambos términos para referirse a acciones o conductas correctas. Así, por ejemplo, en una reunión de trabajo, alguien podría decir: "Desde una perspectiva ética, debemos rechazar cualquier forma de corrupción" o "Desde una perspectiva moral, la corrupción es inaceptable". Ambos enunciados son entendidos como condena moral a la corrupción, aunque el término utilizado varíe.

5. Eticidad y Moralidad

Ambos términos, desarrollados por Hegel, se remontan, en el caso de la eticidad, a la tradición aristotélica según la cual la plena realización del individuo solo es posible dentro del marco de la comunidad política, como expresión del ethos; esta concepción parte de la naturaleza social del ser humano, entendido por Aristóteles como un zoon politikón, un animal político; mientras que en contraposición, el término moralidad, de origen kantiano, se considera como aquello que define la dimensión moral y autónoma del individuo, regida por principios morales de carácter universal. En la actualidad, el debate entre eticidad y moralidad se expresa, de manera más o menos equivalente, en el debate filosófico estadounidense, específicamente en términos de comunitarismo y liberalismo.

    En síntesis, aunque ética y moral pueden ser usadas de manera indistinta, existen distinciones que obedecen a aspectos conceptuales y prácticos insertos en distintas tradiciones filosóficas y culturales. Más que un impedimento para la comprensión de la acción moral del ser humano, estas distinciones enriquecen la discusión y conviene tenerlas en cuenta cuando sea menester, para evitar malos entendidos.

Bibliografía

Cortina, A. (2000). Ética mínima: introducción a la filosofía práctica. Tecnos.

Höffe, O. (Ed.) (1994). Diccionario de ética. Crítica.

Sánchez V. (1992). Ética. Crítica.

Notas:

 [1] Autor: Edgar Bravo M. Magister en Educación, filósofo. Docente Universidad Icesi.

[2] La personalidad está constituida por el temperamento y carácter. El primero es algo innato y no tiene connotaciones morales; así, ser introspectivo, tranquilo, extrovertido o enérgico son ejemplos de rasgos del temperamento. Por su parte, el carácter se adquiere y moldea mediante la formación de hábitos, experiencias; está profundamente influenciado por el entorno y los procesos formativos y puede ser objeto de valoraciones morales.


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