Mostrando las entradas con la etiqueta E. Bravo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta E. Bravo. Mostrar todas las entradas

24.3.20

Agustín Agualongo: el caudillo de San Juan de Pasto


Edgar Bravo M.

El texto recoge, por un lado, los principales acontecimientos de la vida del caudillo nariñense y las batallas militares en favor de la monarquía española en el proceso de independencia de Colombia, y, por otro, plantea algunas ideas en torno a la controversia formada alrededor de la posición asumida por el pueblo pastuso, liderado por Agualongo, en favor de los intereses del Rey, la Madre Patria y Dios.  

Texto: PDF.

Palabras clave: Agualongo, Independencia de Colombia, Navidad negra, vasallos.

24.1.20

Aproximaciones a la noción de Estética

Edgar Bravo.

En la primera parte de este texto se ofrecen algunas definiciones de estética: algunas del diccionario de la Diccionario de la Lengua Española de la RAE, y otras desde la filosofía, de la cual se dice la estética es una rama. En todos los casos, hay que tener en cuenta que ninguna definición agota la riqueza ni la complejidad de la estética; no hacen otra cosa que llamar la atención sobre algún aspecto del mismo. En la segunda parte se proponen dos actividades que permitan reflexionar sobre la propia experiencia estética a partir de las definiciones dadas...    Seguir leyendo.

10.12.19

La pregunta por el tiempo en san Agustín de Hipona

Edgar Bravo M.

                                       

¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo al que me pregunta, no lo sé.                                                                                                                                            San Agustín, Confesiones

 

 

Introducción

 

Estamos tan familiarizados con la idea del tiempo que aparentemente parece obvio dar una definición; sin embargo, como dice san Agustín, en el siglo IV, al tratar de hacerlo nos encontramos con que es una noción escurridiza, difícil de precisar en palabras.

 

Todas las sociedades tienen una manera de percibir el tiempo. En el occidente cristiano la idea del tiempo está ligada al problema de la creación del mundo. Dos son los tiempos, uno para referirnos a Dios, la eternidad y, otro a los mortales, que es lo que propiamente llamamos el tiempo. A su vez, la idea judeo-cristiana de la creación contrasta con la concepción griega del mundo como algo eterno.      Seguir leyendo: PDF      



20.2.19

Cómo saber cuando un argumento es correcto

Edgar Bravo M. 
Desde la teoría de la argumentación se establecen los criterios para determinar cuándo un argumento es correcto. Antes de hacerlo hay que considerar en qué consiste un argumento y cuales son sus elementos constitutivos.
1. ¿Qué es un argumento? Un argumento es un conjunto de proposiciones de las cuales, unas llamada premisas, permiten mediante un proceso mental llamado inferencia, derivar otra proposición llamada conclusión...    Seguir leyendo.     Palabras clave: argumento, inferencia, premisa, conclusión.

12.1.19

Elaboración de ensayos: alternativas y estrategias de escritura

Edgar Bravo M.                                                                                                                                                        El ensayo constituye la producción textual por excelencia para exponer nuestro punto de vista y argumentar sobre un tema específico; además, porque exige la relectura de textos, apuntes, consultas o investigaciones de diversas fuentes, así como un proceso de revisión y reescritura antes de llegar a la versión final del tema sobre el cual discurrimos.                                                                                                                                                   Esta guía está organizada en tres partes. En la primera se presentan tres alternativas para escribir un ensayo mostrando, en cada caso, cómo sería su estructura. En la segunda, se responde a la pregunta ¿para quién se escribe? mediante la noción de auditorio. Y en la última parte, se propone una manera para organizar y desarrollar el proceso de escritura de un ensayo...   Seguir leyendo.                                                                                                                     Palabras clave: ensayo, escritura.                                    

10.3.15

Breve panorama de la Filosofía Griega desde Homero hasta Sócrates y los sofistas

Edgar Bravo M. 

El paso del mito al logos. Se denomina así al surgimiento de la filosofía occidental en la Grecia antigua. La mitología durnate los siglos VIII y VII a.C., representada en los poetas como Homero en la Ilíada y la Odisea, y en Hesíodo, con la Teogonía, muestran una cosmovisión del mundo en un lenguaje mitológico, religioso, propio de una sociedad aristocrática constituida por reinos; en el siglo VI a.C., tales explicaciones parecían no satisfacer la nueva realidad política de la polis (ciudad-Estado). Era necesaria una explicación del universo más acorde con el universo de la polis centrado en la democracia.  Para seguir leyendo: PDF


28.5.11

Todo lo que debería preguntarse para escribir un ensayo

Edgar Bravo M.

“Celebro y acaricio la verdad cualquiera que sea la mano que la detente, y a ella me entrego alegremente y le tiendo mis armas vencidas, en cuanto la veo acercarse a lo lejos. Y con tal de que no procedan con ceño demasiado imperioso y sentencioso, acepto las críticas que hacen a mis escritos”. Así decía Michel de Montaigne (1533-1592) al referirse a las posibles críticas a sus ensayos. Ese género, nacido en pleno Renacimiento, cuya paternidad ha sido atribuida al filósofo francés, ha tenido en nuestra época su mayor apogeo. Difícil de definir, pero fiel a su tradición, conviene recordar que en el ensayo la actividad intelectual no corre al margen del conocimiento de sí mismo, ni de la propia subjetividad. Las pautas y preguntas que en seguida se proponen esperan ser una guía para reflexionar sobre sí mismo a través de la indagación intelectual de un tema que supone el acto de escritura. Despojar al ensayo del rigor de la subjetividad supone convertirlo en una fórmula, un mero conjunto de procedimientos.                  Leer más: PDF.



30.10.10

¿Aprender filosofía o aprender a filosofar? Reflexiones en torno a la naturaleza de la enseñanza de la filosofía

Edgar Bravo M.                                                                                                                                      El texto aborda la cuestión de la naturaleza de la enseñanza de la filosofía en tanto que problema filosófico. Para ello, parte de la distinción entre aprender filosofía o aprender a filosofar. En la medida en que se desarrolla esta cuestión, se plantean algunos rasgos que caracterizarían el quehacer filosófico y los textos filosóficos, destacando, el papel fundamental que juegan las preguntas filosóficas. Este ensayo pretende aportar ideas al debate sobre la cuestión de la enseñanza de la filosofía.    Texto completoPDF  

Palabras clave: educación, filosofar, filosofía, enseñanza, preguntas filosóficas. 
                                                                                                                                                      


24.9.10

Cómo escribir un texto filosófico en 7 pasos...

Por Edgar Bravo
Las pautas que se señalan en seguida orientan la escritura de un texto filosófico. Plantear un problema, mostrar sus posibles respuestas y explicitar nuestro punto vista justificado, son las partes que, bien articuladas, constituyen un buen texto filosófico. Si bien no existe una única manera de escribir un texto filosófico, si existen maneras que, bien atendidas, nos permiten comunicar de manera organizada y bien estructurada nuestro punto de vista sobre determinado tema o problema.
A este punto conviene aclarar la distinción entre escribir sobre filosofía y escribir filosóficamente. Escribir sobre filosofía no supone necesariamente escribir filosóficamente. Escribir un texto acerca de un filósofo o de tema filosófico no implica necesariamente que la naturaleza de este sea filosófica. Al revés. Puedo escribir un texto filosófico sin que ello implique citar a algún filósofo o hablar de temas propiamente filosóficos. En términos generales, podemos afirmar que las características que encontramos en los textos clásicos de la filosofía evidencian un carácter analítico, interpretativo, argumentativo, crítico y propositivo. Lo mismo aplica para la lectura; una cosa es leer sobre filosofía y otra leer filosóficamente. Sin ahondar más en la cuestión, el lector encuentra en lo que sigue las pautas que le permiten escribir filosóficamente.
I. Plantear un problema.
1. Explicitar. Para ello podemos partir de una tesis (‘la vida no tiene sentido’), un hecho (‘el aborto de una joven adolescente’), un problema (‘¿Cuáles son los límites del conocimiento?’), un concepto (‘¿en qué consiste la felicidad?’).[1]
2. Contextualizar. ¿En dónde nos vamos a situar para abordar el problema?, es decir, una vez explicitado el qué en el punto anterior, ahora se trata de situar al lector en el contexto desde el cual se va a plantear el tema a desarrollar, lo que implica precisar el cuándo, dónde, cómo y quién.
3. Justificar. Determinado sobre qué vamos a escribir, vamos a justificar la importancia del tema escogido, qué buscamos mostrar, qué nos aporta a nosotros o a otras personas, para qué vamos a pensar filosóficamente sobre él.
4. Analizar e interpretar. Se trata de identificar los términos o conceptos claves para mostrar sus diversos sentidos y la manera cómo se desarrollan entre sí dichos términos. Estas actividades nos van descubriendo la magnitud del problema, su riqueza y complejidad. De esta manera también nos permitirá acotar y limitar el sentido de nuestro escrito ya que iremos seleccionando aquellos que nos interesa desarrollar y descartar los demás. Dicho proceso se explicita en este punto, esto es, se señala no sólo los límites del problema, sino también qué no se va a considerar del mismo.
II. Posibles respuestas
5. Responder. En general, sobre cada tema existen diversas opciones de respuesta, más o menos establecidas, tesis a favor o en contra de un hecho o problema planteado (por ej. Respecto al hecho del aborto, se plantean dos opciones, ‘legalizar el derecho a abortar o no hacerlo’); tesis que reflejan un carácter optimista o pesimista frente a una situación (por ej. ‘es posible establecer unos límites al conocimiento o, lo contrario, no es posible’); diversas respuestas sobre un concepto (‘la felicidad es equivalente al placer’ o ‘la felicidad se refiere al bienestar material o espiritual’). Cada tesis necesariamente estará justificada, por lo menos, con un argumento relevante.
III. Nuestro punto de vista justificado
6. Asumir una posición. Aquí asumimos partido por un punto de vista concreto; y hacemos también las precisiones del caso, en el sentido de matizar nuestro punto de vista, pues podemos hacer algunas salvedades para aclara mejor nuestra posición.
7. Justificar nuestra posición. Lo que le da validez a nuestro punto de vista es la justificación que hacemos de él. Ninguna justificación es válida por el solo hecho de enunciarla; son los argumentos los que justifican nuestro punto de vista. En este punto, podemos también adelantarnos a las objeciones que nos pueden hacer y responderlas.


[1] SUAREZ DÍAS, Reinaldo, VILLAMIZAR LUNA, Constanza, El mundo de la filosofía, México: Trillas, 2002, p.59-60

13.4.10

Los mapas conceptuales como herramienta de aprendizaje para el desarrollo de las competencias de análisis, argumentación e interpretación

                                

Edgar Bravo
La elaboración de mapas conceptuales es una estrategia de aprendizaje para la comprensión de una teoría o problema, al mostrar mediante un organizador gráfico, la manera como se articulan los conceptos principales y secundarios que lo lo componen. En este texto se muestra el uso de mapas conceptuales como estrategia de aprendizaje para el desarrollo de las competencias de análisis, argumentación e interpretación.

 El mapa conceptual (MC) es un tipo de organizador gráfico que muestra los conceptos principales y secundarios que se articulan alrededor de un tema y el tipo de relaciones que estos que forman entre sí. De esta manera, la construcción de un mapa conceptual pone en evidencia la estructura interna de un tema a partir de las relaciones lógicas que se organizan en torno a los conceptos o términos clave. El tema sobre el cual se elabora el mapa conceptual puede corresponder, en principio, a la lectura de un texto o a una temática desarrollada en clase.

 La construcción de un mapa conceptual pone en juego diversas competencias que contribuyen a ganar claridad conceptual y, por tanto, a mejorar la comprensión del tema. Las competencias que desarrolla un mapa conceptual principalmente son las de análisis, argumentación e interpretación. Examinamos a continuación cada una.

Para acceder al texto completo: aquí j

Temas relacionados:

Cómo elaborar un mapa conceptual en 10 pasos. Incluye criterios de evaluación


14.11.09

Otros ejercicios de escritura...

Por Edgar Bravo

Cinco ejercicios de escritura adicionales para la producción de textos.

1. Narra el estado de naturaleza de Hobbes utilizando sólo palabras que inicien por vocal.

2. Piensa en un hecho significativo de tu vida y cuéntalo como si fueras Locke.

3. Escribe un relato sobre la historia de Adan y Eva, según un anarquista.

4. Escribe diez consejos que le daría Rousseau a su hijo para que le vaya bien en la vida, explicando el porqué de cada uno.

5. Las pandillas juveniles de todos los estratos sociales están poniendo en peligro la seguridad de la ciudad. ¿Qué va a hacer Hobbes?

10.10.09

Cómo elaborar un mapa conceptual en 10 pasos. Incluye criterios de evaluación

Edgar Bravo M.  
Las pautas para la elaboración de mapa conceptuales muestran de manera simplificada procedimientos más efectivos para elaborar un mapa conceptual. Los criterios de evaluación, por su parte, se centran en los aspectos más relevantes que permiten determinar la calidad de los MC.

    1. Haber logrado un acercamiento comprensivo de la temática o el texto sobre el que se va a realizar el mapa conceptual.

    2. Elaborar una lista de los posibles términos del MC. En esta primera lista no hay que descartar ningún término que, en principio, pueda ‘clasificar’ para elaborar el MC. Es un error frecuente parar cuando se tiene cierto número de términos, sin haber considerado todos los que corresponden al texto o tema en cuestión; de esta manera podría dejarse por fuera algunos conceptos clave.

3. Seleccionar los términos que van a ir en el MC. Es conveniente hacer una lista previa de los conceptos. El número de los mismos depende de cada texto o tema a considerar. Recargar el mapa de muchos términos, puede hacerlo prácticamente inmanejable. Por ejemplo, 30 o más dificulta su construcción. Entre 10 y 20 términos, es mucho más manejable. Estas cifras deben tomarse no más como una guía. Más de 30 términos hacen prácticamente inmanejable el MC. Entre 20 y 30 términos, implica mayor grado de complejidad por la cantidad de relaciones que hay que establecer. Entre 10 y 20 términos, el MC es mucho más manejable. Hay que tener en cuenta que las cifras sirven de guía para ‘medir’ la complejidad del mapa, por tanto, no determinan de manera concluyente el grado de complejidad del MC.

Para acceder al texto completo: aquí

Temas relacionados: 

Los mapas conceptuales como herramienta de aprendizaje para el desarrollo de las competencias de análisis, argumentación e interpretación.

3.9.09

¿En qué consiste la particularidad del saber filosófico?

Por Edgar Bravo
Qué particularidades hacen de la filosofía un discurso distinto al de los demás tipos de conocimiento y cuáles son las características de un texto filosófico.
Cuando nos referimos a la filosofía como disciplina se tiene la impresión de que la misma forma un todo unitario, un solo saber que en el transcurrir de la historia se ha ido consolidando hasta convertirse en un cuerpo de verdades más o menos unificado; sin embargo, en la práctica lo que designamos bajo el nombre de filosofía encierra una pluralidad de discursos, algunos más o menos coincidentes, otros diferentes entre sí y, definitivamente, otros no sólo diferentes entre sí, sino también opuestos. En este sentido, la unidad del saber filosófico es más aparente que real.

Entonces, ¿qué hace que esa multiplicidad de saberes filosóficos, tan distintos unos de otros, se agrupen bajo el nombre de filosofía? ¿en qué reside ese ‘aire de familia’ que caracteriza al saber filosófico? Ante todo en la manera de abordar sus objetos de estudio. Aunque no existe un canon definitivo de los rasgos que nos muestre en qué consiste ese ‘aire de familia’, es posible identificar algunos de ellos dada su recurrencia en la historia del pensamiento filosófico. Vamos a considerar de manera breve algunos de los rasgos más relevantes y constantes en el discurso filosófico.
La filosofía aborda los objetos de estudio de manera racional, analítica, crítica, histórica, sistemática, universal y reflexiva.
- Es un saber racional en tanto que sus planteamientos mantienen una coherencia lógica.
- Es analítico porque distingue los conceptos, tesis, argumentos, teorías y problemas.
- Tiene carácter crítico dado que establece juicios de valor.
- Posee una dimensión histórica ya que sitúa los problemas y las teorías en el contexto socio-cultural en el que surgieron, estudia su evolución a través de la historia y los actualiza en la realidad presente.
- Es sistemático en la medida en que aparece como un saber ordenado y coherente.
- Es universal pues busca los fundamentos, principios y esencia de los objetos estudiados.
- Es reflexivo pues su discurso vuelve de manera constante sobre sí mismo, para revisarse y actualizarse en todo momento.

La profundidad del pensamiento filosófico se hace evidente en los textos filosóficos, los cuales tienen ciertos rasgos esenciales que les dan un ‘aire de familia’. Son textos analíticos, interpretativos, argumentativos, críticos y propositivos. Cada una de estos rasgos interroga al objeto de estudio de diversas maneras:
- ¿Qué quiere decir el autor del texto? (requiere analizar e interpretar)
- ¿Cómo se justifica lo que plantea el autor? (identificar o construir argumentos)
- ¿Son aceptables los argumentos del texto? ¿estoy de acuerdo con las tesis y/o los argumentos que plantea el autor? ¿Por qué? (competencia crítica)
- ¿Qué propone el autor como respuesta al problema formulado? ¿Si no estoy de acuerdo, cuál es mi propuesta? (competencia propositiva).
El resultado de poner en juego todas estas competencias en el proceso de lecto-escritura de textos filosóficos ya sea en el estudio de los textos de los filósofos o en la producción de los propios, apunta a lograr la comprensión del objeto de estudio.

30.8.09

¿Qué lugar ocupa la filosofía en el campo del conocimiento?

Por Edgar Bravo
Se plantea el lugar que ocupa la filosofía en el entramado del campo del conocimiento; en particular, su relación con las ciencias.

¿A qué tipo de conocimiento pertenece la filosofía? En las teorías del conocimiento clásicas es usual la distinción entre “sujeto” y “objeto”. El sujeto se refiere al agente del conocimiento, ‘al que conoce’, y el objeto a ‘lo que se estudia y conoce’. Decimos que el ‘conocimiento’ es lo que media entre el uno y el otro. La ciencia moderna espera la mayor objetividad posible del sujeto frente al objeto de conocimiento, es decir, trata de eliminar la mayor subjetividad posible y de esta manera garantizar el conocimiento científico.

Sin embargo, tal pretensión de objetividad responde más a un ideal que a una realidad pues son muchos los aspectos que la dificultan. En lo que sigue vamos a mostrar como la objetividad está condicionada y varía de acuerdo con el ‘objeto’ de estudio; no es lo mismo estudiar la trayectoria de un cuerpo celeste que seguirle la pista al quehacer de un sujeto en un día de su vida. En el primer caso, si se conocen las variables la trayectoria del cuerpo se puede determinar de manera más o menos precisa pues el mismo está sujeto al determinismo de las leyes físicas. No ocurre lo mismo en el segundo caso, pues a pesar de conocer muy bien a nuestro sujeto esté puede sorprendernos en cualquier momento con un comportamiento imprevisible. Dicho de otra manera, las variables que condicionan el accionar del ser humano son ilimitadas además de complejas, muchas de las cuales jamás vamos a conocer, incluso ni siquiera el mismo sujeto sería capaz de enterarse de todas sus motivaciones ya que muchas de ellas pertenecen al inconsciente.
Esta observación nos sirve para establecer una clasificación de las ciencias dependiendo de la naturaleza de su objeto de estudio:
La clasificación de las ciencias

Esta clasificación de las ciencias según su objeto de estudio nos permite inferir que en el campo de las ciencias empíricas los objeto de estudio de las ciencias naturales actúan más o menos según los patrones de las leyes naturales (a excepción claro de los objetos que estudia la física cuántica) y por lo tanto, están sujetos a la necesidad, esto es, que no pueden actuar en las mismas circunstancias de otra manera a como lo hacen. En contraste con estas ciencias, el objeto de estudio de las ciencias humanas o sociales es por su misma naturaleza más complejo y difícil de aprehender pues los seres, las acciones y las relaciones humanas que son su objeto de estudio no operan bajo el determinismo de las leyes físico-matemáticas, sino que, por el contrario, de manera mucho más aleatoria e impredecible, la libertad y la complejidad de las motivaciones de los individuos y grupos humanos no permite cálculos exactos sobre este objeto de estudio.

De ahí que no es dable esperar en las ciencias humanas la misma precisión matemática que se da en las ciencias naturales. La razón no se encuentra en la ‘falta de seriedad’ o en la precariedad de los métodos de las ciencias humanas o sociales, sino en que por su misma naturaleza los objetos de estudio de estas últimas no se dejan atrapar o reducir a la lógica racional de las leyes físico-matemáticas. Muchas veces esta falta de precisión en las ciencias sociales o humanas es valorada de manera peyorativa sin tener en cuenta que la naturaleza de su objeto de estudio no es la misma que la de las ciencias naturales. Así como decía Aristóteles, no podemos esperar la misma precisión en la ciencia de la política que en una demostración matemática.

Quién se interese por los asuntos humanos debe aprender a convivir con la complejidad e incertidumbre que genera su objeto de estudio. Adicional a esto y retomando las consideraciones sobre el sujeto y el objeto de conocimiento iniciales, tenemos que en el caso de las ciencias sociales o humanas el objeto de estudio es al mismo tiempo el sujeto o agente de conocimiento, pues justamente somos nosotros, los seres humanos, quienes reflexionamos sobre nosotros y nuestro quehacer. Por lo demás, también hay que tener en cuenta, que a diferencia de las ciencias naturales que buscan explicar y predecir los fenómenos que estudian, las ciencias sociales o humanas intentan más bien comprender las acciones humanas.
¿Qué lugar ocupa la filosofía en este entramado de las disciplinas científicas?

La obra de Newton Los principios matemáticos de la filosofía natural, de 1686, con anotaciones a mano de Newton.


En tanto que saber la filosofía no encuadra en ninguna de las ciencias, sino que por su particularidad las atraviesa a todas, pero también está antes y después de ellas. Desde los comienzos de la filosofía occidental en la Grecia del siglo VI a.C. todo el saber científico formaba parte de la filosofía, hasta el libro de Newton, publicado en 1686, Principios matemáticos de la filosofía natural dan cuenta de hasta qué punto la física formaba parte de la filosofía. Por su parte, los grandes tratados de psicología, desde Platón, Aristóteles, Agustín de Hipona, Descartes, Kant, hasta el siglo XIX son del dominio de la filosofía. Sólo cuando una disciplina madura, se especializa y construye su propio método se convierte en una ciencia. Mientras tanto pertenece al reino de la filosofía. Así, pues, forman parte de la filosofía todos esos problemas aún no resueltos. Pero también al final del camino de las ciencias, en sus estadios más avanzados, los problemas científicos se vuelven cuestiones filosóficas: ¿qué es finalmente la vida? ¿qué hay más allá del universo? ¿es la antimateria que han descubierto los físicos una forma de no ser? ¿el no ser es posible? ¿qué es la muerte? Todas estas cuestiones aparecen en los límites del conocimiento de ciencias tales como la biología, la medicina, la astronomía y la física. Son cuestiones filosóficas.

Si bien cada ciencia tiene determinado objeto de estudio sobre la realidad, la filosofía se ocupa también desde el campo de la epistemología de examinar esos discursos que hablan sobre la realidad, convirtiéndose en una teoría sobre los discursos de la ciencia. Encontramos entonces estudios sobre la filosofía de la física, la filosofía de las matemáticas, o en general, sobre la filosofía de la ciencia, la filosofía de la educación, entre otras. Ejemplos cuestiones filosóficas que aborda la filosofía de la ciencia: ¿qué es una hipótesis? ¿qué es la verdad? ¿cómo progresa la ciencia? ¿qué caracteriza a una revolución científica? ¿qué tan fiable es el método científico? ¿qué es finalmente la educación? ¿qué es la vida y de dónde viene? ¿qué es la mente?

Habrá, sin embargo, problemas eternamente filosóficos: ¿en qué consiste la felicidad? ¿cuál es la mejor manera de organizar una sociedad? ¿qué le da sentido a la vida humana? ¿qué es la justicia? ¿en qué consiste la responsabilidad moral? ¿existen valores universales o sólo relativos? ¿por qué existe el universo? ¿por qué existimos? ¿existe el alma? ¿qué es la amistad? Estas cuestiones de suyo son clásicas en la historia del pensamiento filosófico.

25.8.09

250 Conectores textuales

 Edgar Bravo M.                                                                                                                                                        El uso de los llamados conectores textuales o marcadores del discurso sirve para evidenciar la coherencia lógica de un texto argumentativo. Existen numerosos conectores textuales que explicitan el tipo de relación y jerarquía entre las diversas ideas de un texto. 
      En seguida se presentan, organizados en una tabla, 250 conectores textuales clasificados en 22 categorías y que corresponden  a las relaciones más utilizadas en los textos argumentativos: aclaración, adición, cambio de perspectiva, causa, coexistencia, comienzo, concesión, consecuencia, condición, continuidad, contraste u oposición, de conformidad, detalles, ejemplificación, énfasis, finalidad, hipótesis, introducción, objeción, resumen, secuencia y semejanza.         Para acceder al texto:  250 conectores textuales.

8.6.09

Descartes: la reconstrucción del mundo.


Por Edgar Bravo

Tercer momento: la reconstrucción del mundo.

Con el descubrimiento de un nuevo principio filosófico “pienso luego existo”, Descartes ha puesto el centro del mundo en el sujeto humano, en su parte racional, en el “yo pienso”. El fundamento en el yo racional marca una diferencia radical con el mundo medieval cuya fuente de realidad es Dios, ser trascendente, por fuera del mundo pero creador de este y, por ende, de su creatura, su criatura preferida, el ser humano. A partir del Renacimiento (siglo XV) la reivindicación del humanismo ha comenzado la emancipación del ser humano; con Descartes (siglo XVII) ese lugar encuentra su justificación filosófica. El sujeto cartesiano se convierte en el eje sobre el cual se ira tejiendo una nueva relación entre el hombre, la naturaleza y Dios.

Una vez instaurada la certeza del cogito, Descartes volverá a recuperar el mundo. El mismo que había sido puesto en duda con los tres argumentos cartesianos (los sentidos, el sueño y el dios engañador). En este orden de ideas, reivindica primero la existencia de Dios, a partir de la idea de perfección; en segundo lugar y derivada de la primera, la existencia del mundo. Tomando las previsiones necesarias, el mundo es fiable, no existe ningún dios engañador.

La confianza en el sujeto moderno, en la razón humana, no sólo pertenece al campo de la ciencia sino que también se extiende a la política, la religión y la economía. En todos estos el ejercicio de la razón científica marca el derrotero de la nueva época: la modernidad.

Descartes, el mecanicismo y el antropocentrismo.

A partir del Renacimiento, la revolución copernicana y los avances de la nueva ciencia, la imagen del mundo cambiará radicalmente. Si durante la Antigüedad Griega el universo se consideraba eterno y, al mismo tiempo se representa como un organismo, durante la Edad Media, aparece la idea de la creación del mundo a partir de la nada (creación ex nihilo). La representación del mundo como un organismo implica la idea de que el universo actúa bajo los designios casi siempre inescrutables del Creador o bajo su voluntad propia. A partir de la revolución científica que da inicio al mundo moderno, este modelo deja de ser el dominante, para dar paso a la representación del mundo como una máquina.

La imagen moderna del universo desmitifica la idea del universo organismo para convertir su representación más acorde con el modelo de una máquina, de un reloj cuyo funcionamiento obedece estrictamente a las leyes físico-matemáticas. La imagen del mundo como un gran organismo que se mueve por sí mismo o según los designios inescrutables del Creador, cede ante las leyes de Newton que explican el comportamiento del mundo como resultado de las mismas. El universo máquina se comprende a través de la razón físico-matemática. Se instaura entonces la concepción mecánica del universo. La nueva imagen del universo representado como una máquina, como un reloj, promueve la imagen de un Dios deísta, creador, el gran relojero que, una vez creada la máquina no interviene en ella pues no lo necesita; la misma, opera bajo las leyes físico-matemáticas. Es un dios que se parece cada vez menos al dios de la Revelación, es decir, de la Biblia. Ser creador, trascendente y distante del mundo.

Recogiendo lo planteado hasta ahora, Descartes reconoce tres objetos de investigación: el ser humano, el mundo y Dios. También reconoce la existencia de dos sustancias, la extensa, que corresponde a todos los seres que poseen cuerpo, todos, sin excepción, incluyendo al hombre, en tanto cuerpo, actúan como máquinas; y la sustancia pensante, propia del ser racional del hombre y de Dios. Esta concepción mecanicista del universo no sólo desmitificó la naturaleza como ser vivo, sino que al hacerlo, relega la naturaleza y a todos los seres que la componen a un mero instrumento del sujeto racional. En este orden de ideas, el universo mecánico no es un ser vivo y, por ende, tampoco se reconoce en él ni en los seres que lo componen, en tanto sustancias extensas, ninguna dimensión moral pues esta, cuando existe sólo se aplica a los seres vivos. Instrumentalizar el universo no es un problema moral.

El mecanicismo y el sujeto racional cartesianos fundamentan la concepción antropocentrista moderna la cual sostiene que la naturaleza pertenece y está al servicio del ser humano. Según la concepción antropocentrista el único criterio para cuidar la naturaleza es el cálculo racional del beneficio de la especie humana. No existe ninguna obligación moral con los demás seres de la naturaleza. Esta concepción mecanicista, junto con el individualismo derivado del yo racional y el desarrollo del sistema capitalista tienen una alta dosis de responsabilidad en el momento de evaluar la crisis ambiental del planeta.

Opuesto al antropocentrismo, la concepción biocentrista sostiene que los seres humanos pertenecemos a la naturaleza y, por tanto, debemos respetarla, incluyendo a los demás seres vivos que la habitan con nosotros. Se reconoce el valor moral de los demás seres al considerar el planeta como un ser vivo. El biocentrismo no supone la no utilización de los demás seres sino la no utilización indiscriminada e irrespetuosa de la naturaleza, como la que se hace, por ejemplo, solamente con fines económicos. La justificación del pensamiento biocentrista es propia del pensamiento griego, en particular, de los filósofos presocráticos, también llamados filósofos de la naturaleza, como también en las comunidades nativas de Norteamérica (Lakotas) o en las comunidades indígenas y las comunidades afro que pueblan nuestro territorio colombiano. La concepción antropocentrista junto con la biocentrista constituyen las dos concepciones ético-filosóficas que sustentan la relación del ser humano con la naturaleza.

Con Descartes, la modernidad queda instaurada, él representa la fundamentación filosófica que hace posible la construcción del proyecto de la modernidad no sólo en ciencia, sino como eje problemático toda teoría moderna del conocimiento.

Textos para el análisis:

Texto 1:

“[La naturaleza] es como un fino reloj, […] donde todas las cosas fueron tan hábilmente concebidas que la maquinaria, puesta una vez en movimiento, todas las cosas proceden de acuerdo con el primer designio del artífice, y los movimientos de las estatuillas , que a tales horas desempeñan estas o aquellas cosas, no requieren como los de los títeres, la peculiar interposicióndel artífice, o de un agente inteligente empleado por él, sino que desempeñan sus funciones en ocasiones particulares, por virtud de la disposición general y primitiva de toda la maquinaria.”

Robert Boyle (1627-1691), científico inglés, defensor de los métodos científicos y uno de los fundadores de la química moderna.

Preguntas para el análisis.

1. Señale la idea principal que articula el texto.

2. ¿A qué se refiere el texto con el término Artífice?

Texto 2:

“La filosofía está escrita en este gran libro, el Universo, que permanece continuamente abierto ante nuestra mirada. Pero el libro no puede comprenderse a menos que aprendamos antes a entender el idioma y leer las letras de que está compuesto. Está escrito en el idioma de las matemáticas, y sus caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las cuales es humanamente imposible entender una sola palabra; sin estas deambulamos como en un negro laberinto.”

Galielo Galilei (1564-1642). Entre otros aportes Galileo se destaca por proponer conceptos como el de la inercia, conceptos de cinemáticas y el uso del telescopio. Por sus ideas en defensa del heliocentrismo fue llevado al Tribunal de la Inquisición.

Preguntas para el análisis

1. Señale la idea principal que articula el texto.

2. Explique el contexto en el cual dicha idea se expresa.

3. ¿Está de acuerdo o no con la idea principal? ¿Por qué?