Edgar Bravo M. En la Apología
se presenta la defensa de Sócrates en su propio juicio. A diferencia de
otros diálogos platónicos, el contenido no gira en torno a la definición de
ninguna palabra. Se trata de dar un testimonio de su vida como prueba de sus
convicciones morales para desmentir a quienes lo acusan de ser impío, sofista y
corruptor de los jóvenes. El compromiso cívico y militar con la ciudad y los
valores democráticos como la justicia y la obediencia a las leyes que ella
detenta está, para Sócrates, por encima de cualquier otra consideración
política, social o personal.
De otra parte, su compromiso adquirido en el templo del Oráculo de Delfos reafirma su vocación ciudadana y lo lleva a “vivir filosofando, examinándome a mí mismo y a los demás” (Ap., 28 e).
Es precisamente esta misión, la de buscar siempre la sabiduría y la certeza de que nunca se debe cometer una injusticia, la que lleva a Sócrates durante el juicio a no tratar de evitar la pena de muerte: “Si sé que es malo y vergonzoso cometer injusticia y desobedecer al que es mejor, sea dios u hombre. En comparación con los males que sé que son males [cometer injusticia y desobedecer] jamás temeré ni evitaré lo que no sé si incluso es un bien [=la muerte]” (Ap. 29 b).
Así la defensa de Sócrates en la Apología resulta ser, por un lado, una reflexión sobre la vida y la muerte, y por otro lado, la postulación de un principio según el cual es preferible sufrir la muerte o cualquier injusticia antes que traicionar lo que resulta más valioso, la filosofía, la verdad y la justicia.
Palabras clave: Juicio de Sócrates, Oráculo de Delfos, Justicia.